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Definitivamente este no es el mejor de los homenajes posibles a Bambino. Bajo una fórmula mixta de recopilatorio y tributo en forma de doble cedé, el poder de las interpretaciones geniales del artista de Utrera no es suficiente para tapar las insuficiencias de un proyecto desequilibrado. No busques nada útil en un libreto miserable, de esos que justifican e incitan la actividad "mantera". No hay ninguna información biográfica o discográfica sobre Bambino y cada una de las canciones recopiladas. Por no haber, ni hay una escueta frase laudatoria. Nada. Supongo que el nombre de los compositores de cada pieza se cita exclusivamente por imperativo legal. De todas las multinacionales supervivientes, el actual conglomerado Sony-Columbia-BMG-Ariola, propietario, para nuestra desgracia, de los derechos de edición de ese tesoro nacional que debiera ser el catálogo de Bambino, es el que se distingue por tratar más a patadas su patrimonio histórico. El de aquí y el de fuera. En esas condiciones, resulta bastante más recomendable, aunque la edición también resulta tacaña, el recopilatorio "40 canciones de amor prohibido", de hace unos años. Aquí cometen hasta la tropelía de dejar fuera de la selección final la canción favorita de buena parte de los sufridos fans bambineros: nada menos que "Tu amigo". Imperdonable. Si eres capaz de hacer abstracción de todas estas burradas, el oro de muchísimos quilates que contiene cada una de las veinte canciones recopiladas (y tampoco precisamente objeto de cuidadosa remasterización) lo compensa casi todo. Si descubres a Bambino por esta vía tan estrecha, ya habrá tiempo para tirar del hilo. Lo de una hipotética edición digna de este cancionero parece más improbable, mientras la división nacional del ya mentado dinosaurio discográfico siga encomendada a las zarpas de gañanes analfabetos. El bambinero de toda la vida tiene dos opciones ante el disco de supuesto tributo adicional: atacar la escucha por curiosidad o, temiendo lo peor, abstenerse por grave riesgo de úlcera gastroduodenal. Guste más o menos, Sabina no podía faltar (su disco más potable, "19 días y 500 noches", no deja de ser un remedo del maestro rumbero), y defiende "Culpable" con inteligencia y conocimiento. María Jiménez y su lectura punkarra de "No me des guerra" también entra, por lógica, en el capítulo de lo salvable. Hasta Serrat, que no puede resultar un individuo más antagónico de Bambino en su manera de entender la música y la vida, hace una versión remansada y agradablemente burguesa de "Soy lo prohibido". También hay que rescatar el sentido tributo de Nacho Vegas que supone el único tema original. Hasta Los Planetas, contra todo pronóstico, se acercan a "Podría volver" con menos apatía de la presumible. Bunbury, siempre desprejuiciado, podía haberle sacado más provecho a esa inmensa canción de Manuel Alejandro y Ana Magdalena que es "Voy a perder la cabeza por tu amor". Lamentablemente, Falete, el presunto heredero espiritual de Bambino, no fichó por BMG a tiempo de participar. Sobre el resto del disco, mejor correr un tupido velo: desde lo de aprovechar, sin que venga mucho a cuento, una pieza del aclamado disco de Bebo y Cigala hasta el acto salvaje perpetrado por un tal Daniel poniendo "La Pared" contra el paredón.